Entre los años 2005 y 2015, alrededor de 73.000.000 bovinos en la UE fueron sometidos a pruebas para la detección de encefalopatía espongiforme bovina (EEB), de los cuales, 60 animales nacidos después de la prohibición resultaron positivos para la EEB clásica. El número de animales positivos a la EEB se eleva a 1.259 si se incluye el ganado nacido antes de la prohibición. 

Por otra parte, el número de casos clásicos de EEB ha disminuido significativamente en la UE a lo largo del tiempo, de 554 casos notificados en 2005 a sólo dos en 2015 (ambos nacidos después de la prohibición). 

Queda claro que la respuesta europea a la EEB tras la crisis de los años ochenta ha reducido significativamente la prevalencia de la enfermedad en los bovinos. Sin embargo, se siguen registrando casos aislados en la UE, por lo que la Comisión Europea pidió a la EFSA que investigara su origen.

La medida clave para controlar la EEB en la UE fue la prohibición del uso de proteínas animales en la alimentación del ganado. Esto se debe a que la EEB puede transmitirse al ganado mediante piensos contaminados, principalmente en el primer año de vida.

Se han notificado sesenta casos de EEB clásica en bovinos nacidos después de que la prohibición de la UE se aplicara en 2001. Ninguno de estos animales entró en la cadena alimentaria. Cabe mencionar que la EEB clásica es el tipo de EEB transmisible a los seres humanos. La Comisión pidió a la EFSA que determinara si estos casos eran causados por piensos contaminados o si se produjeron espontáneamente, es decir, sin causa aparente.

Los expertos de la EFSA concluyeron que los piensos contaminados son la fuente más probable de infección. Esto se debe a que el agente infeccioso que causa la EEB tiene la capacidad de permanecer activo durante muchos años. El ganado pudo haber estado expuesto a piensos contaminados debido a que el agente infeccioso de la EEB estaba presente cuando se almacenaba o se manipulaba la comida. Una segunda posibilidad es que los ingredientes de piensos contaminados puedan haber sido importados de países no pertenecientes a la UE.

Los expertos no pudieron descartar otras causas debido a la dificultad de investigar los casos individualmente. Algunas de las limitaciones serían el largo período de incubación de la enfermedad y la falta de información detallada disponible en las granjas en el momento de la investigación de rastreo.

 

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